Antropólogo de la Universidad Nacional, Magíster en Análisis Político, y Relaciones ales

lunes, 3 de diciembre de 2007

DECLARACIÓN POLÍTICA

DECLARACIÓN POLÍTICA

LA UNIDAD: ESTRATEGIA Y TÁCTICA PARA LA VICTORIA DEL PUEBLO

La Conferencia Nacional del Partido Comunista Colombiano se ha realizado dentro de un ambiente de apertura al diálogo, fraternidad y búsqueda sincera de soluciones a los problemas planteados por el desarrollo del proceso unitario que se expresa en el Polo y sus perspectivas. A lo largo de la preparación del evento y en medio de la campaña electoral que culminó el 28 de octubre se ha convenido en la necesidad de abrir un debate sereno, responsable y franco en torno a la unidad, sus alcances inmediatos y de largo plazo, sus dificultades y la manera como las fuerzas de la izquierda pueden y deben contribuir al fortalecimiento, ampliación y consolidación del PDA como medio para los cambios democráticos.
La Conferencia ha escuchado conceptos y opiniones de voceros de las diversas sensibilidades que concurren en el Polo. Ha sido un ejercicio mutuamente provechoso que debe proseguirse en otros escenarios. Las complejas realidades que emergen cotidianamente solo pueden ser resueltas con el examen, la reflexión, el estudio, el intercambio de ideas y propuestas, la búsqueda de acuerdos y el establecimiento de reglas claras, colectivamente convenidas y respetadas.
La Conferencia estima que los avances y cambios que tienen lugar en América Latina, demarcan un contexto en el que no es ajena la lucha actual del pueblo colombiano y prueban que las aspiraciones antimperialistas, las nuevas formas de la democracia y del poder popular, son realizables también en nuestra patria. Aunque se trata de experiencias diferentes y con distintos marcos de referencia, implican valores significativos en esta hora de cambio que deben ser, además, objeto de estudio permanente. Cuba, Venezuela, Ecuador y Bolivia, reclaman, además, el apoyo, la solidaridad y el acompañamiento militante. La “operación tenaza” de la CIA contra el proceso bolivariano amenaza la integridad, la soberanía y la autodeterminación de los pueblos de Venezuela y Colombia.
El Polo es un importante avance unitario porque es la convergencia de fuerzas diversas, que mantienen sus enfoques y proyectos propios, a la vez que se comprometen en elementos de identidad común: el Ideario de Unidad, los Estatutos y Resoluciones de la organización. Sus logros se han destacado en la actividad electoral y parlamentaria, en donde es ya la fuerza más reconocida de la oposición al régimen. Pero se requiere una mayor incidencia en las luchas sociales, obreras, agrarias y regionales, en donde el Polo tiene que cumplir un papel dinamizador y nucleador de la protesta, la resistencia y la alternativa democrática.
El Polo tiene que crecer esencialmente en la entraña popular, ganar el corazón, la mente y el compromiso de quienes soportan los efectos de la represión, el paramilitarismo y el guerrerismo de la “seguridad democrática”, pero, además, de todos (as) aquellos (as) golpeados (as) por las políticas de clase y el modelo neoliberal.
El tema del poder para un cambio democrático es la razón de ser del Polo. No para administrar la crisis del modelo económico y la recomposición del régimen del Estado comunitario, sino para construir una democracia plena, avanzada, inexistente en la actual realidad colombiana. Las reivindicaciones democráticas no pueden avanzar mientras se mantenga el actual gobierno y su principal vocero, el señor Uribe. Ni la paz, ni el intercambio humanitario, ni el cambio del modelo neoliberal, ni la reivindicación de los derechos de los trabajadores o la reforma agraria, son posibles sin la sustitución de Uribe y su camarilla gobernante. La disyuntiva actual del país es uribismo o democracia. Toda política de alianzas debe partir de esta consideración.
El Polo enarbola la bandera de un gobierno democrático para resolver las necesidades y carencias sociales de la inmensa mayoría de la población en condiciones dignas. Pero el mayor reto para las fuerzas democráticas y populares es ganar el poder para lograr la paz democrática, es decir, una paz que no es solo silenciamiento de las armas sino también justicia social, acción contra las desigualdades, cese de la intervención militar extranjera, plena soberanía y autodeterminación del pueblo colombiano. El camino no es el escalamiento de la guerra sino el diálogo, la negociación, la búsqueda de un tratado permanente de paz con compromisos precisos de reformas sociales y apertura política, con participación de los movimientos insurgentes. Los acuerdos humanitarios son una obligación insustituible frente al sufrimiento de las personas privadas de la libertad y presos políticos, y sus familiares.
Se necesita de una gran fuerza política y social de masas que impulse y relacione el cambio democrático, el gobierno democrático y la búsqueda de la paz. El Polo no puede continuar al lado de esta tarea. Debe hacerla suya con decisión y compromiso. Debe salirle al paso a las cortinas de humo que pretenden ponerlo contra la pared en relación con el apoyo o rechazo a la lucha armada. Esa no es la discusión ni el problema de esta hora. El compromiso del Polo es con la paz vinculada a la democratización del país, las reformas sociales agraria y urbana, el nuevo modelo económico y el gobierno democrático que materialice estos logros.
La clase obrera, los trabajadores, los pobres del campo están llamados a ser los protagonistas principales del fortalecimiento del Polo. Su composición social más popular, más comprometida en la lucha contra la desigualdad y en la reivindicación de los derechos esenciales de los trabajadores (as), que se refleje en un programa avanzado, es el camino para ampliar el proceso unitario y darle mayores alcances a la organización. La derecha uribista ha logrado influir importantes sectores populares de masas. El reto está en cómo disputárselos. Allí se juega la batalla de ideas frente a la enajenación guerrerista y la demagogia financiada por el Banco Mundial. Se requiere de un trabajo más dirigido y de un programa que plantee cambios en las formas de propiedad y nuevos medios de intervención popular en el poder público.
La Conferencia se dirige a todas las expresiones comunistas organizadas, a quienes luchan por hacer realidad los cambios revolucionarios y a todos los militantes por la emancipación social y humana para encontrar caminos de aproximación e iniciativas comunes. Ante todo, para profundizar la búsqueda de la unidad estratégica, los objetivos y condiciones del socialismo para Colombia. Si la unidad actual es indispensable para avanzar hacia la democracia y la paz con justicia social, también exige del pensamiento avanzado la necesaria reflexión sobre la alternativa estratégica socialista. Debe estudiarse en el contexto del debate mundial y latinoamericano, vinculada a la unidad e integración de América Latina y en estrecho nexo con la idea de que son las masas las que construyen la historia. Un compromiso ético de los revolucionarios colombianos es el de buscar, por todos los medios posibles, que el tránsito necesario a una nueva sociedad transcurra por los caminos menos dolorosos, más racionales y humanos. Que represente una superación de la dominación con base en la violencia, el exterminio, el terrorismo de Estado y la restricción a la democracia, impuestos al pueblo en el último medio siglo.
El Partido Comunista Colombiano reafirma su papel de militante activo en toda esta visión de la unidad como estrategia y táctica para la victoria del pueblo. Resalta el significado de los valores del internacionalismo, la solidaridad, la fraternidad, el respeto por las opiniones ajenas, la democracia plena, la cooperación para la acción común y para contribuir a la formación popular. Pondrá todo su empeño en ser consecuente con su historia propia, con sus héroes, con su programa y su línea para actuar con responsabilidad y sin pausa en hacer avanzar la revolución colombiana.
Conferencia Nacional del Partido Comunista Colombiano
Bogotá, diciembre 2 de 2007

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