Antropólogo de la Universidad Nacional, Magíster en Análisis Político, y Relaciones ales

viernes, 14 de abril de 2017

El informe de Jairo Estrada para la CHCV

Jairo Estrada Es economista, historiador y abogado. Igualmente ha sido docente de la Universidad Nacional e integró la Comisión de Memoria Histórica del Conflicto y sus Víctimas Foto: El Colombiano
Por: Gustavo Gallón

El informe de Jairo Estrada para la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas (CHCV) asume que el proceso de acumulación capitalista en Colombia a partir de los años 20 del siglo pasado ha estado caracterizado por el recurso a la violencia y el uso de la fuerza armada por parte de los sectores dominantes (o “bloque de poder contrainsurgente”), lo cual ha dado lugar a una subversión armada no solo reactiva sino también ofensiva, con pretensiones de toma del poder. En esa clave se lee la confrontación entre los defensores del régimen hacendatario y los partidarios de una transformación capitalista de la agricultura, el auge de la economía cafetera y el proceso de industrialización basado en la sustitución de importaciones, con sus crisis, y el desarrollo de la economía extractiva o minera. De igual forma, los intentos de reforma agraria y la contrarreforma del Pacto de Chicoral, la liberación de fuerza de trabajo y la colonización campesina por el desplazamiento forzado de población, las políticas neoliberales, el declive de la economía cafetera, el desarrollo del capital financiero, del capital transnacional y de la economía de las drogas de uso ilícito.


Todo lo anterior se ha traducido en concentración extrema de la riqueza e inequidad social y tuvo su correlato político en fenómenos como la República Liberal de los años 30, la pausa santista, el asesinato de Gaitán, la Violencia, las guerrillas del llano, las autodefensas campesinas, la dictadura de Rojas Pinilla, el régimen del Frente Nacional. También, el abuso del estado de sitio, la militarización, el paramilitarismo, la represión de la protesta social, el imperialismo norteamericano con sus programas de guerra preventiva, guerra contra las drogas, o guerra contra el terrorismo, o la “Seguridad Democrática”.

Al destacar el carácter ofensivo y no solamente reactivo de la insurgencia armada en Colombia, el profesor Estrada menciona la “cultura de la revolución” que predominó en los años 60 a nivel mundial, y que influyó en la germinación de propuestas guerrilleras en nuestro país: “Al momento de surgir las guerrillas revolucionarias en la década de 1960, era evidente que las causas del anticapitalismo y por el socialismo vivían una fase expansiva a nivel mundial, más allá de las diferencias que ya se registraban en los entendimientos sobre las vías para hacer la revolución”. El debilitamiento de esa cultura en los años 90, luego de la caída del muro de Berlín, no habría acarreado sin embargo la atrofia de las Farc. Por el contrario, “en un momento de declive del proyecto revolucionario a escala planetaria, este registra en nuestro país una dinámica de crecimiento y expansión político-militar durante la década de 1990”. El autor lo atribuye a la cohesión de su proyecto político, su persistencia en la búsqueda de la paz y su arraigo en algunas comunidades campesinas, en las que habría ejercido un gobierno paralelo.

Es evidente que estos fenómenos han ocurrido en nuestro territorio y han tenido relación con el conflicto armado. Demostrar su conexión sería muy esclarecedor. Pero afirmarlos como producto de una convicción también es válido. Gracias, profesor Estrada.

 
* Director de la Comisión Colombiana de Juristas (www.coljuristas.org).


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